Redacción / E. P. Barcelona
Un acuerdo entre el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el Instituto de Medicina Legal y el Instituto de Investigación Biomédica Girona (Idibg) permitirá emprender un proyecto piloto para analizar las muertes súbitas cardiacas sin explicación de jóvenes en Cataluña, con el objetivo de detectar si existen causas genéticas y alertar a las familias para que se hagan las pruebas pertinentes y evitar un segundo caso.
Ramón Brugada, director del Instituto de Investigación
Biomédica Girona y decano de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Girona.
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Así lo han explicado Miguel Ángel Gimeno, presidente del TSJC; Jordi Medallo, director del Instituto de Medicina Legal, y el Dr. Ramón Brugada, director del IdIBG y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Girona (UdG). Según ha asegurado el Dr. Brugada, en Cataluña se producen una media de 300 muertes repentinas sin explicación cada año, de las que casi 100 podrían ser consecuencia de alguna malformación genética. “Partimos de la base del gran fracaso: que se nos muera una persona joven y no sabemos de qué se nos muere”, ha reconocido el Dr. Brugada, quien ha insistido en que estos estudios podrán detectar si se trata de una causa genética para prevenir a las familias, que son el gran objetivo de esta iniciativa, según ha recordado Jordi Medallo.
Estas pruebas pueden costar hasta tres mil euros
El coste de estas pruebas, que oscila entre los dos y tres mil euros, entrará dentro del fondo de los presupuestos que ya se emplean en los proyectos de investigación. La iniciativa necesita de la participación judicial, pues es el juez quien ordena la autopsia del cadáver, después el médico forense la hace y determina si la muerte es por un paro cardiaco y si hay algún elemento que lo explique, ha aclarado Miguel Ángel Gimeno.
Con este proyecto, las muestras se llevarán al laboratorio para analizar si existe un componente hereditario, y tras los resultados, el juez será quien recomendará que un médico se ponga en contacto con las familias para que les dé las explicaciones oportunas. Además, el proyecto permitirá que estas familias acudan directamente a estos servicios para realizar unas pruebas de prevención, sin necesidad de pasar por el cardiólogo ni tener que pasar por los trámites habituales y perder meses en ese proceso. Los primeros datos, recogidos desde principios de marzo, indican que se han producido 30 casos de muertes repentinas sin explicación, de los que se han analizado ya nueve. De estos fallecimientos analizados, tres pacientes padecieron una parada cardiaca por algún problema de origen genético. Actualmente, las familias tardan hasta cinco meses en conocer los factores genéticos del fallecimiento de su familiar, un plazo que el Dr. Brugada espera reducir con la nueva tecnología que en breve se empezará a aplicar.
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